Tiempo y límite de las imágenes.
En un proceso de incertidumbre con el tiempo, las imágenes y su representación, cuando lo sabido deja de ser válido y algo nuevo o distinto no acaba de consolidarse, surge en la manipulación de imágenes preexistentes -propias y ajenas-, un procedimiento para renovar un imaginario alejado, momentáneamente, de la pulsión de la pintura, esa materia que deja huella. Esta actitud expectante y descreída, se apropia de lo fotográfico y lo pictórico, sin sus valores convencionales, en publicaciones de prensa, moda, diseño y consumo, construyendo un cúmulo de estratos, sedimentaciones y fragmentos que conjugan nuevos espacios y significados. En este juego de collages aflora una memoria gráfica de influencias, referencias y aprendizajes. Estos collages, también se desplazan a imágenes en movimiento como acción de andar y transportarse en recorridos y estructuras urbanas. Son capturas descontextualizadas que generan un campo visual de frecuencias, de tramas que se interrumpen y se intercalan aleatoriamente, con un efecto cinético e hipnótico.
Gran parte de las ideas del arte proceden de un tiempo anterior, de una visión de algo que hay antes. Entre esa visión de lo anterior y el estímulo de la búsqueda, se cuela la repetición melancólica de lo no hecho o de lo que quiso ser, en la que el artista ahora, inconscientemente, tan solo intenta reconstruir algo de su pasado.