Lejos del uso banal y efímero de las imágenes, estas obras surgen a partir de retazos y encuentros de otras imágenes, entre el error y el azar, entre el fallo y lo aleatorio, para construir a partir de ellos estructuras visuales y expresivas. Lo pictórico aglutina en estas obras ocultamientos y superposiciones, tapa o esclarece -entre la ansiedad del hacer y el extrañamiento de formas-, colores y volúmenes de afirmación espacial.
Como en una teoría de fragmentos, cada uno de ellos está hecho en un tiempo; un tiempo circunstancial que los constituye y da unidad a la secuencia de las obras.